En la Biblioteca de Roncal, siendo las 17 horas del día 23 de noviembre de 2016, se reúnen, previa convocatoria al efecto, las participantes del Club de Lectura de esta biblioteca para debatir y socializar sus impresiones sobre el título «El guardián entre el centeno» de J.D. Salinger.
Decía J.D. Salinger: «Ese es el gran problema. Nunca puedes encontrar un lugar que sea agradable y tranquilo, porque no existe. A veces puedes pensar que sí existe pero una vez estas allí alguien se acerca sigilosamente y escribe “Jódete” en tus propias narices».
Y aquí nos encontramos con el primer gran reto. Cómo desarrollar este evento si la empresa suministradora de electricidad para el Valle es incapaz de darte un servicio eficaz y nos deja sumidas y sumidos en una eterna oscuridad durante largos lapsos ininterrumpidos de tiempo. Esperemos que tan solo se quede en este día. En otras ocasiones el apagón ha durado tres. Siempre me he preguntado, tras semejante incompetencia, qué habrían encontrado Camille y Neré en sus respectivos congeladores.
En fin. Prosigamos. ¿Qué hacer sin tiempo para desconvocar la tertulia en tan solemne tenebrosidad? ¿Qué hacer ante tamaña lobreguez, inmerso en la más absoluta de las tinieblas? Hete aquí que se alza el espíritu combativo y luchador de las lectoras que, sin dudarlo, me ofrecen velas y linternas a tutiplén, es decir, en abundancia, a porrillo y me pregunto: ¿Cómo sentirse solo ante tales dosis de generosidad?
Llegados a este punto vuelvo a recordar dos frases más de Salinger: «La vida es una partida y hay que vivirla de acuerdo con las reglas del juego» y «Soy un paranoico al revés. Siempre sospecho que la gente está planeando algo para hacerme feliz».
Tan solo me queda descubrirme y quitarme el sombrero, felicitaros y daros las gracias porque durante más de dos horas que duró la tertulia convertisteis una sesión de Ouija en toda una sesión literaria.
GRACIAS de todo corazón.